La Iglesia en Portugal
Portugal es un país con una población predominantemente católica, puesto que alrededor del 80% de los ciudadanos se identifican como tal, de acuerdo con los datos más recientes. Según un estudio del Centro Benedicto XVI para la Religión y la Sociedad, que sirvió de base de información para el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes en la Iglesia Católica de 2018, aproximadamente 53% de los jóvenes portugueses afirman ser católicos, un número superior a la media europea.
En Portugal hay 21 diócesis y 4380 parroquias. Entre las diversas devociones populares portuguesas, tiene gran expresión la devoción a Nuestra Señora de Fátima, manifestada en las fechas en las que se celebran las apariciones de la Virgen María a los tres Pastorcitos (Francisco, Jacinta y Lúcia).
El Patriarcado de Lisboa posee una larga historia. Sus orígenes se remontan al siglo IV, siendo Potamio el primer obispo registrado. Una antigua tradición refiere, además, en las décadas anteriores, a los mártires Veríssimo, Máxima y Júlia, torturados y ejecutados por los romanos.
En 1716, la Diócesis de Lisboa se convirtió en Patriarcado y, desde entonces, el Obispo de Lisboa pasa a ostentar, además, el título de Patriarca, y siempre es ordenado cardenal por el Papa, adoptando el título de Cardenal-Patriarca.
El actual Cardenal-Patriarca de Lisboa es D. Rui Manuel Sousa Valério. Sucedió a D. Manuel Clemente, convirtiéndose en el 18º Patriarca de Lisboa el 10 de agosto de 2023, habiendo asumido el cargo el 2 de septiembre de 2023 y entrando solemnemente el 3 de septiembre de 2023.
Abarcando una extensión geográfica de más de 3.000 km², la Diócesis de Lisboa cuenta con 18 vicarías y casi 300 parroquias. Al norte, limita con la vicaría de Nazaré-Alcobaça. Al Este, con la de Vila Franca de Xira-Azambuja, y, al sur, con las vicarías adyacentes a la orilla norte del río Tajo, algunas de las cuales en la ciudad de Lisboa.
Los servicios de la Curia Diocesana operan en el Monasterio de S. Vicente de Fora, que fue encargado por Alfonso I de Portugal, más conocido como Alfonso Enríquez. Este monasterio fue un importante centro cultural a lo largo de los siglos y el lugar donde se formó San Antonio, uno de los patronos de la capital portuguesa.
Los patronos
San Vicente es el principal patrón del Patriarcado de Lisboa. Tras ser martirizado en Valencia en el siglo IV, sus reliquias fueron trasladadas a Lisboa y guardadas en la Catedral [“Sé”]. La memoria de San Vicente se evoca el 22 de enero.
San Antonio, cuya devoción es la más conocida, es copatrono de la ciudad. Es especialmente venerado en Lisboa, celebrándose su memoria el 13 de junio, que también es día festivo municipal. Las fiestas en su honor, muy populares, empiezan el día 12 con la celebración de las Bodas de San Antonio.
El espíritu misionero
En la memoria portuguesa, Lisboa sigue siendo la ciudad donde, “en los siglos XV y XVI, numerosos jóvenes, incluidos muchos misioneros, partieron hacia tierras desconocidas para compartir su experiencia de Jesús con otros pueblos y naciones”, como refirió el Papa Francisco.
Benedicto XVI también subrayó el papel de Portugal en la evangelización, al afirmar que “glorioso es el lugar conquistado por Portugal entre los pueblos por el servicio prestado a la expansión de la fe: en las cinco partes del mundo hay iglesias que tuvieron origen en la misión portuguesa”.
También hay numerosos ejemplos de santidad misionera ofrecidos por Portugal al mundo, como San Antonio de Lisboa, San Juan de Brito y muchos otros.
La Iglesia en Portugal abarca 21 diócesis:
Situado en la Diócesis de Leiria-Fátima, en la región central de Portugal, el Santuario de Fátima acoge cada año a millones de peregrinos de todo el mundo.
Es la expresión de un pedido de Nuestra Señora que, en 1917, apareció en Cova da Iria a tres niños humildes que se dedicaban al pastoreo: Lúcia de Jesús, Francisco Marto y Jacinta Marto. “Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor, que soy la Señora del Rosario”, dijo la Virgen.
La capilla fue construida en 1919, en el lugar de las apariciones de Nuestra Señora y, desde entonces, el Santuario no ha dejado de crecer, en respuesta al creciente número de peregrinos que lo visitan a lo largo de todo el año.
Las apariciones
La historia de las apariciones de Fátima comienza en 1916, cuando el ángel aparece ante los tres pastorcitos pidiéndoles oraciones y sacrificios por los pecadores. En la tercera y última aparición, el ángel surge portando el cáliz sagrado y la hostia, y hace comulgar a los pastorcitos. Estas apariciones se consideran una preparación para los encuentros con Nuestra Señora.
En 1917, la Virgen María aparece seis veces ante los tres niños. La primera vez tiene lugar el 13 de mayo, la segunda el 13 de junio y la tercera el 13 de julio, día en el que se revela el secreto de Fátima a los tres pastorcitos, ya con miles de personas presentes en Cova da Iria. La cuarta aparición tiene lugar el 19 de agosto, en Valinhos; la quinta, el 13 de septiembre; y la sexta, el 13 de octubre. Los relatos componen el libro Memorias de la Hermana Lúcia I.
Fátima y los Papas
La relación entre Fátima y los Papas comenzó en 1929, cuando el Papa Pío XI bendijo una imagen de Nuestra Señora de Fátima destinada al Colegio Portugués de Roma. En 1942, con ocasión del 25 aniversario de las apariciones, el Papa Pío XII envió un importante radiomensaje a los portugueses, y, en 1946, envió al Cardenal Aloisi Masella al Santuario para coronar, en su nombre, la imagen de Nuestra Señora de Fátima.
La primera visita papal a Fátima la lleva a cabo el Papa Pablo VI, en 1967. También los Papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco viajan al Santuario de Fátima y establecen una fuerte conexión espiritual con él.
El reconocimiento del Santuario de Fátima a nivel mundial se ve reforzado por la visita del Papa Juan Pablo II en 1982, un año después de haber sufrido un atentado, para agradecer la protección de Nuestra Señora de Fátima. Su inquebrantable devoción lo hizo regresar una década después, en 1991. En 2000, el Papa polaco volvió a Fátima para la beatificación de los pastores Francisco y Jacinta.
En 2017, la visita del Papa Francisco marca la canonización de los pastores Francisco y Jacinta Marto, ahora reconocidos como San Francisco Marto y Santa Jacinta Marto. El ejemplo de santidad de los pequeños demuestra un verdadero acto de fe y compromiso.